Translate this page to:
eshybgzh-CNdanlenfrdeeliwitjanoplptrusvtr

Lácteos y cáncer de mamas, una relación estrecha.

La profesora Jane Plant es científica geoquímica que a la edad de 42 años fue diagnosticada con cáncer, su mundo se vino a bajo, pero a pesar de haber desarrollado cuatro tumores diferentes, Jane se negó a rendirse.

Escribió un libro sobre la experimentación que sobre su vida y su enfermedad "Tu vida en tus manos", ideo una dieta revolucionaria y un estilo de vida que le ha salvado la vida y que puede ayudar a otras mujeres presas de la enfermedad.

Su teoría sigue siendo polémica pero cada mujer debería leerla y decidir por sí misma. El video muestra un extracto del libro "Your life in Your Hands" (Tu vida en tus manos) de la editorial Virgin (Inglaterra) de la profesora Jane Plant.

Antes de tener cáncer de mama la primera vez, había comido muchos productos lácteos como leche desnatada, queso y yogur bajos de grasa. Los había utilizado como mi principal fuente de proteínas. Para soportar la quimioterapia que recibí por mi quinto cáncer. Había estado comiendo yogur orgánico para ayudarme a mi sistema  digestivo a recuperar y repoblar mi tubo digestivo con "buenas" bacterias.

"Recientemente descubrí que allá por los años 1989 el yogur fue implicado en el cáncer de ovario. El Dr. Daniel Cramer de la Universidad de Harvard (USA) estudió centenares de mujeres con cáncer de ovarios y les hizo detallar lo que comían. Ojalá hubiese sabido de sus descubrimientos antes!".

"Siguiendo lo que yo y mi esposo Peter habíamos descubierto con relación a la dieta china, yo decidí suprimir no sólo el yogur si no todos los productos lácteos inmediatamente. El queso, la mantequilla, la leche y todo aquello que llevaba productos lácteos los tiré a la basura".

"... yo decidí suprimir no sólo el yogur si no todos los productos lácteos inmediatamente."

"Estaba observando el progreso de mi quinto tumor canceroso con un compás, anotando los resultados. A pesar del aliento y ánimo que me daban mis médicos y enfermeras mis propias observaciones me decían la amarga verdad, mis primeras sesiones de quimioterapia no tuvieron ningún efecto. El tumor seguía del mismo tamaño. Entonces suprimí los productos lácteos. En sólo días el tumor empezó a encogerse. Dos semanas después de mi segunda sesión de quimioterapia y una semana después de haber suprimido los productos lácteos, el tumor de mi cuello empezó a picarme, luego empezó a ablandarse y a reducirse de tamaño, el tumor se hacía cada vez más pequeño.

Un sábado por la tarde, unas 6 semanas después de haber suprimido los productos lácteos de mi dieta, palpé lo que quedaba del tumor. Ya no quedaba nada.